Ni Sira Quiroga ni Mauro Larrea, el protagonista de La Templanza, están basados en personas reales. Ambos son pura ficción, pero son tan atractivos y carismáticos que llegamos a quererlos como si fueran de carne y hueso. Estoy convencida de que Mauro te seducirá.

Lo llevo como una parte de mi trabajo, como un ejercicio de responsabilidad profesional. Creo que mis libros necesitan ese acompañamiento, sobre todo en sus etapas iniciales, hasta que empiezan a volar solos.

Cada novela es una aventura distinta, y cada título surge de una manera, con su propia personalidad. Cierto que hay títulos excelentes que invitan a la lectura y títulos muy poco atractivos, pero no creo que el éxito de un libro dependa en absoluto de eso. El otro día, por ejemplo, recordaba Las correcciones, de Jonathan Franzen, una novela con un título que de entrada me echó atrás y que, cuando la leí, resultó ser maravillosa, y tuvo un rotundo éxito hace unos años.

Noooo! Yo me resuelvo esos asuntos sola; soy una persona práctica y con criterio bien definido; me las arreglo bien.

Yo entregué el manuscrito de La Templanza creo recordar que en diciembre, y la novela se publicó el 17 de marzo. Entre medias hubo unos meses intensísimos: correcciones, decisiones finales de portada, preparación de material promocional… Me involucro bastante en estas facetas, sí: me gusta estar al tanto de cómo toma mi libro su formato final.

Tengo una relación fluida y cordial con los escritores con los que voy coincidiendo en actos, ferias y encuentros diversos, suelo congeniar con todos bastante bien.

Perfectamente. Ya viajaba bastante cuando trabajaba en la universidad, así que no es novedad para ellos. Todos somos muy adaptativos, estamos acostumbrados a movernos, nos acoplamos bien.

No creo que jamás escriba una novela futurista o de ficción, tampoco me veo abordando una novela negra. Y respecto a mi próxima novela, aún está en el aire…

Con gratitud, con la natural satisfacción, y con los pies en el suelo, sin perder de vista la realidad. No me genera ningún problema, aunque en ocasiones sientes que quieren contar contigo para tal acto, tal actividad o tal iniciativa simplemente porque te has convertido en un personaje de moda. En tales casos, rechazo estos proyectos y sigo mi camino.

No me siento presionada en absoluto, no me planteo competir contra mí misma. Cada proyecto es distinto, igualmente ilusionante.

No creo que haya una fórmula para el éxito, sólo puedo referirme a lo que mis lectores me cuentan que les seduce de mis novelas: personajes creíbles cargados de humanidad, trama ágil y absorbente, lenguaje cuidado, escenarios evocadores…

Ya he contestado anteriormente que mis libros no son históricos: tan sólo emplazo mis historias en contextos que a veces son pasados y a veces no.

Aproximadamente dos años. Arranco primero con una etapa de documentación y planificación, que me suele llevar unos tres o cuatro meses. Cuando tengo claras las coordenadas por las que voy a moverme y he conseguido el material de apoyo que necesito, arranco a escribir. Esta fase me lleva aproximadamente un año, quizá algo más. Y por último llega el tiempo de las revisiones, de las correcciones y los ajustes, que resulta el más tedioso de los tres, pero que es fundamental.

Siempre he sido exigente conmigo misma en mi trabajo; sin esa exigencia, nunca habría podido escribir mi primera novela. Así que no es el éxito lo que me impone el esfuerzo, sino mi propia manera de ser.

No, ha sido una experiencia muy gratificante. A pesar de tratarse de un hombre muy diferente a mí y muy alejado de mi mundo, me lo ha puesto tremendamente fácil y hemos trenzado entre nosotros una enorme complicidad.

Hola Sonia. Nunca tuve la ambición de ser escritora, todo empezó después de consolidar mi faceta profesional en el mundo académico. Arranqué entonces... y hasta hoy.

Depende de la novela, Carolina, de quién la escriba, de la calidad de la historia en sí… Hay magníficas novelas con historias de amor dentro, y excelentes novelas sin ellas.

De momento, nace simplemente con alma de novela. Una vez que coja vuelo, ya veremos…

Hola, Carmen. Se trata de una novela del todo distinta, pero quizá tenga más que ver con El tiempo entre costuras en su estructura, al tratarse de una narración más lineal en la que las aventuras, intrigas y pasiones se suceden con el paso de los días en el mismo plano temporal.

La reconstrucción de todos los escenarios que aparecen en mis novelas, llevan detrás un intenso trabajo de documentación. Consulto mapas, artículos académicos, material gráfico, prensa de la época, libros de viajes y de memorias… Y además, viajo a esos destinos aunque ya los conozca, para volverlos a sentir bajo mis pies.

Todo dependerá en última instancia de los lectores, pero la acogida inicial está siendo magnífica entre ellos, así que confío en que sí.

Toda mi concentración está ahora mismo en La Templanza, publicada hace apenas un mes. Se trata de una novela que habla de glorias y derrotas, de minas de plata, intrigas de familia, viñas, bodegas y ciudades soberbias cuyo esplendor se desvaneció en el tiempo. Una historia de coraje ante las adversidades y de un destino alterado para siempre por la fuerza de una pasión. Gracias, Álvaro!

No creo que mis novelas sean históricas, Daniel; simplemente, utilizo momentos de otro tiempo para situar mis ficciones. Y con todo, no siempre es así: en Misión Olvido, por ejemplo, la trama central es contemporánea. Y seguramente volveré a retomar el tiempo presente en mis futuros proyectos.

No, Carla, qué va. Publico una novela cada dos años y medio o tres, no soy tan prolífica. Detrás de cada una de ellas hay muchísimas horas, días, meses de trabajo intenso. Acerca de la cuarta, aún no sé.

En absoluto, Lucía. Ni tampoco necesito tener experiencia en los asuntos en los que implico a mis personajes. Yo nunca he participado en labores de espionaje como Sira en El tiempo entre costuras, ni he vivido una crisis personal como la de Blanca en Misión Olvido, ni mucho menos he picado piedra en una mina o me he arriesgado el futuro en una partida de billar como hace Mauro en La Templanza. Para construir a mis personajes sólo necesito conocer la condición humana, aplicar mi imaginación y sentarme muchas horas seguidas a trabajar.

Hola Tamara. Porque te va a gustar más todavía: personajes atractivos de fuerza arrolladora, intrigas, aventuras, escenarios envolventes y mucha pasión. ¿Te convenzo?

Hola, Daniel. Hoy por hoy, Mauro Larrea, el protagonista de La Templanza. Un atractivo hombre hecho a sí mismo, carismático, arrollador.

Estoy leyendo La Oculta, del escritor colombiano Héctor Abad Faciolince.

Recomiendo cambiar de libro, Luis: alternar lecturas, disfrutar de novedades y de clásicos, de grandes autores y de nuevas promesas.

Este año no podía perdérmelo. Es un día muy especial. Te dejo mis firmas en este enlace:
http://www.planetadelibros.com/pdf/CUADRANTE_FIR...

Hola, Antonia. Me documento muchísimo --prensa, artículos académicos, imágenes, archivos, música, literatura, biografías...-- Viajo siempre a las localizaciones, aunque ya las conozca. Absorbo la información en función de los ámbitos que me interesan, la organizo por temas... Después filtro toda esa información, la desmenuzo para que no queden grumos gruesos. Y luego, durante el proceso de escritura, la dosifico y voy aderezando la narración con detalles dispersos, que no recarguen la fluidez de la trama y no se hagan pesadas para los lectores.

No, Marcos, en absoluto. Tengo multitud de lectores hombres, son unos fieles seguidores.

A día de hoy, María, me quedo con La Templanza, mi novela recién publicada. Ahora mismo siento que es la más cercana. Todavía le queda mucho recorrido, y por eso aún la tengo que arropar.

Hola Diana. La serie me pareció muy respetuosa con el alma de la novela, que era para mí lo fundamental. Quedé enormemente satisfecha con el resultado.